Las alcachofas: las grandes desconocidas (y con tomate están buenísimas)

A pesar de su aspecto un tanto tosco (y porqué no decirlo, bastante feo) no debemos despistarnos de las múltiples propiedades y beneficios para nuestro organismo que nos aporta esta magnífica horatliza: la alcachofa.


La alcachofa es una hortaliza originaria del norte de África, importada por los árabes a Europa, donde se mejoraron las variedades y cultivos, consumiéndose en grandes cantidades en la Antigua Grecia y Roma ya que se le atribuían propiedades afrodisíacas y, sobre todo, digestivas.

La alcachofa es rica en fibra, por lo que su consumo habitual favorece el tránsito intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento y el sobrepeso. Además, se suele recomendar su consumo de forma habitual en personas con diabetes (ya que mejora el control de la glucemia), reduce el colesterol (ya que contiene esteroles) y previene el cáncer de colon.


En general, podemos consumirla tanto fresca como en conserva, teniendo en cuenta que en el primer caso, por muy grandes que sean, su tamaño se reducirá casi a la mitad después de pelarlas.

Para cocinar con alcachofas hay múltiples recetas, pero hoy os propongo una muy sencilla, rápida de elaborar y sobre todo, económica: alcachofas con tomate y jamón serrano.

Necesitaremos los ingredientes siguientes (para dos personas):

  • 1 bote de alcachofas en conserva (aproximadamente 300 gr)
  • 4 tomates maduros
  • 1 cebolla
  • 4 lonchas de jamón serrano.
  • Vino blanco
  • 1 diente de Ajo
  • Sal
  • Perejil
  • Aceite de oliva
Colocamos agua en un caldero y la ponemos a hervir con una pizca de sal (tener en cuenta que la sal debemos echarla cuando el agua ya esté hirviendo ya que si la ponemos antes aumentará el tiempo que tarda el agua en hervir). Partimos los tomates en cuatro trozos, y los metemos en el agua hirviendo para escaldarlos y poder pelarlos fácilmente (aproximadamente 3 o 4 minutos como máximo). Una vez escaldados y pelados, los troceamos (no es necesario despepitarlos ya que colaremos posteriormente). 

En un sartén, ponemos una cucharada de aceite de oliva y echamos el diente de ajo picado finamente. Antes de que el ajo empiece a dorarse, echamos la cebolla finamente picada, el tomate troceado, le añadimos un chorito de vino blanco (menos de una taza de cafe) y dejamos que se rehogue todo durante 4 o 5 minutos hasta que se desahaga bien el tomate teniendo una salsa ligera de tomate (si queremos en este punto podemos añadir una cucharada de azúcar moreno para contrarestar la acidez del tomate). Colamos la salsa y reservamos.

En el mismo sartén donde hemos echo la salsa, añadimos otra cucharada de aceite, echamos las alcachofas y el jamón picado en trozos finos y rehogamos dos o tres minutos hasta que las alcachofas empiecen a coger un color doradito (eso sí, sin llegar a quemarse, lógicamente).

Ahora sólo falta mezclar en un caldero la salsa de tomate con las alcachofas rehogadas con el jamón y dejamos hervir a fuego suave y servimos con un poco de perejil picado finamente por encima.

Sencillo, rápido y económico. Ideal para una cena saludable!!

Un consejo: si veis que la salsa de tomate parece un poco líquida después de colarla, podes mezclar una cucharadita (de las de café) de harina de maíz (maicena de toda la vida) con una cucharada de agua hasta que se disuelva y mezclarlo con la salsa de tomate. Cuando hierva, espesará bastante.

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